Iker Casillas

Cuando el portero de un equipo se erige en protagonista...., malo. Cuando el portero de un equipo lo hace, además, con asiduidad..., peor. Es evidente que los porteros también forman parte del juego y dios me libre a mí de restar méritos a la valía que demuestran pero, cuando esta valía es reiterativa en el tiempo a corto plazo, mal asunto. Mal asunto porque eso quiere decir que el equipo en defensa no acaba de funcionar como es debido (la defensa: bastión inmediato en teoría inexpugnable. Salvaguarda del portero en primera instancia.).

Iker Casillas es el mejor guardameta del mundo. Un Iker en estado de gracia es prácticamente inexpugnable. Ya sea con el arte y salero de un portero de balonmano, ya sea como el típico portero de discoteca que te veta la entrada porque, por muy bien adecentado que te presentes (perfume caro incluido), no entras sin el V.I.P. Es un gato. Omnipresente. Un señor con un imán en los guantes. Es asombroso.

En ciertos sectores madridistas no gusta Iker Casillas. Le sacan defectos por alto, por bajo, del derecho y del revés. Pero yo siempre he pensado que lo único que hacen es personificar en su figura las carencias del equipo, de sus compañeros cuando deben realizar labores defensivas. No es que no les guste el portero, en realidad. Lo que odian es su protagonismo excesivo. Duele que te salve los puntos siempre el mismo. Por eso le niegan.

Y ojo..., que quién dice los puntos, dice un set tenístico en contra.
(no siempre se puede ganar)

Saludos cordiales.