Prepotencias y el equipo del gobierno

Emilio Pérez de Rozas, ponderado y ejemplar. Un periodista de raza.

1.- Prepotencias.

Me pregunto qué pensaría cualquier equipo de lo que ha pasado esta semana en los medios de comunicación: porras para adivinar el resultado a los veinte minutos de partido, chanzas incluso en las tertulias políticas con risitas ahogadas por los culés, y cálculos varios sobre cuantos goles caerán al final del partido.

Afortunadamente NADIE desde el Barça ni su entorno directo (jugadores, técnicos y directivos) ha participado del festival. Eso dice mucho de ellos y por otro lado, no cabe otro comportamiento.

El partido hay que jugarlo, y los preparativos han sido inmensamente menos respetuosos que los que hubo antes de aquella famosa eliminatoria contra el Zaragoza de el Madrid o cualquier otro rival.

Los más tontos hablaban de prepotencia del Madrid cuando no era sino publicidad de los medios. ¿Qué es ahora?

2.- El equipo del gobierno.

El Marca saca en portada hace un par de dias que Zapatero comenta que el resultado será 5-1 y no sé qué cosa de la defensa del Madrid. Marca pertenece al mismo grupo que "El Mundo" y, naturalmente, ha entrado en esa vorágine canallesca que se pasa por el forro de los mismísimos cualquier ética periodística que caracteriza a su cabecilla: Pero J. Ramirez. Cualquier motivo para sacar a Zapatero como una piñata para que reciba una paliza, es bueno.

Obviamente no ha pasado nada (salvo entre aquellos que gustan de zurrar a Zapatero en todo momento). Todos sabemos que si esas manifestaciones hubieran sido al revés se hubiera armado la marimorena. Como se hubiera armado si otro con bigote hubiera bajado a pasear la Champions con los jugadores al césped.

Las opiniones futbolísticas de Zapatero deben andar entre el último y el penúltimo lugar de mis preocupaciones, pero no deja de tener gracia la burda maniobra de Marca (la voz de su amo) o pensar qué hubiera pasado si hubieran sido las mismas frases al revés.

Un deseo que ojalá sea un pronóstico: El Madrid no tiene nada que perder y mucho que ganar. Incluso un empate sabría a victoria, más que nada porque al Barça (y su célebre entorno) les sabría a derrota. Si se pierde, esperaremos al partido de vuelta donde es difícil que el equipo llegue tan mermado. Ojalá Juande dé con la tecla más pronto que tarde y mantenga, de paso, al famoso médico de las papillas a doscientos kilómetros al sur de despeñaperros.